Al menos hoy, reconozco dos tipos de mapas.
El retazo de papel impreso, que te conduce hacia algún lugar (del que me paso criticando los
diseños) y el mapa que te conduce a ti mismo. Éste de alguna forma se torna falto
de material, pero es clave.
Retomando el primero, recuerdo una muy grata experiencia.
Era la ciudad de Buenos Aires, acababa de despertar y me
encontraba sola en la habitación de un hostal, al parecer situado en alguna
calle con un nombre de escritor, hoy ya no recuerdo cuál era. Ambiente agradable,
cálido y pulcro. Me levanté y el día se hallaba nublado. Recuerdo bien, que
sentí miedo de haber perdido el día, pues estaba todo muy oscuro. Sentí un
alivio, cuando divisé que eran alrededor de las 11 de la mañana. Aunque había
hecho la promesa de despertar a horas tempranas para ir a hacia algún lado y
acompañada, no pude reaccionar. Es entonces que mis compañeros, se habían ido,
dejándome una nota en la que había datos, esperando mi llamada para
encontrarnos. Sin embargo, por alguna razón interior, quise seguir mi camino.
Me levanté, tomé el desayuno. Y recuerdo bien, pedí un mapa
en recepción. Hacia algún lado iría. Era toda mi aventura. Recuerdo haber
cruzado a la acera del frente y comprarme unas ricas empanadas, en una linda
tienda. Fue tremendamente placentero el calor que emanaron al morderlas, en un
día tan frío, alumbrado por esa luz plateada, azulada, preciosa. Recuerdo ir
caminando, decidiendo a donde ir, alrededor. Mirando el mapa, mordiendo la
empanada; cuando de pronto comenzó a llover, grandes gotas. Todo transcurría,
mientras mi mapa se deshacía y yo estaba sola por un momento, en aquélla ciudad
enorme. Era libre, podía ir a donde quisiera, hacer lo que yo deseara.
Completamente sola. El mapa me hizo sentir de momento muy segura, pero después
ya no importaba hacia donde caminara. Experimenté plena libertad, estuve
conmigo. El dichoso mapa me hizo de paraguas, me hizo de guía y se convirtió en
añicos. Podrá ser que así sucedió, pero en mi memoria aún sigue vivo. Es el
sinónimo de la decisión que pudo ser inesperada, en terrenos extraños,
encontrándome y disfrutando mi presencia por alguna fracción de tiempo.
Queriendo llegar hacia algún lugar, sin saber exactamente a cuál.
Hablando del mapa que te conduce a ti mismo, no tengo duda
que se halla dentro de nosotros. Se traduce en lo que es valioso para cada uno
de nosotros, en lo que amamos y en lo que nos inspira. Lo maravilloso radica en
que este mapa no es impreso, nosotros lo modificamos día a día basándonos en
nuestra propia visión.
Los mapas, todos me gustan. Porque expresan aventura,
testean tu capacidad de decisión. Significan rutas y experiencias distintas,
todas ellas esperando a que las vivas. Qué placer el de leerlos, el de saber
que a algún punto llegarás, pero sobretodo, que la travesía tendrá tanto por
mostrarte.
El veo veo
es uno de los juegos que llevamos a cabo cada mes un grupo de
escritores. Consiste en publicar, una vez al mes (el día 15),
lo que más te apetezca sobre un tema que se decide por votación en
nuestro grupo de facebook.
¡Cada mes tenemos más blogs-jugadores! Únete y juega tú también
¡Nosotros ya hemos escrito sobre Aromas, Sonrisas y Calles! Además
hacemos otros juegos que puedes consultar aquí. ¡Que lo disfrutes!
Mapas interiores :) :) :)
ResponderEliminar;) Abrazos Maga!!
EliminarMe dieron ganas de comer unas ricas empanadas en la unica ciudad donde no necesito mapas :)
ResponderEliminarGenial!! Sí aprovecha que son deliciosas, jaja si voy de vuelta ya sé quién será mi mapa nuevo ;)
EliminarQue genial es la libertad, sin apuros ni contraindicaciones, seguir solamente el destino que uno mismo va marcando, por el puro placer de viajar. Hermoso!
ResponderEliminarHey Ayelen, sí que has logrado entenderme. Qué bueno que te ha gustado ;)
EliminarDesde que conocí Santiago de Chile, Buenos Aires ya no me parece tan grandeee. ¿Será por que no tengo miedo de perderme en Bs As o porque no podría perderme en Bs As o porque Santiago me parecio 5 veces mas grande que Bs As? Aun asi, sentí esa libertad de caminar por esa ciudad enorme sin mapa, pero en vez de comer empanadas, eran sopaipillas :)
ResponderEliminarSí, eso de las magnitudes sí que sucede jaja. Lo bueno es que no importa qué, al fin uno hace sus paseítos libres comiendo lo que le plazca jaja. Hay que caminar de vez en vez sin mapa sii!
EliminarEl mapa interior, ese sí que no lo puede deshacer la lluvia ni nadie pero a la vez es que más tenemos que cuidar. a veces inclusive de nosotros mismos se me ocurre!!!
ResponderEliminarHey Juan Ma, amigo! Sí que coincido contigo, quizás nosotros mismos lo reinventamos y luego podemos ir y volver y cambiar los destinos de nuestra ruta personal. Cuídemonos de los autodiluvios :S. Hey por cierto, esperaba tu Veo veo de encuentro, espero estés bien sea lo que sea no dejes de escribir!! Un abrazo grande.
Eliminar